La Isla de Eire, o más comúnmente conocida como Irlanda, está
plagada de pequeños reinos que se autoproclaman como señores
absolutos de la isla. Entre ellos destaca el Reino de Munster, el más
meridional y poderosos de todos los asentamientos celtas, y por otro
los territorios vikingos del norte, pequeños pero relativamente
unificados.